batallas en las que los norteamericanos participaron desde la Primera Guerra Mundial», concluye uno de los generales, «y hubo muy pocas en aquella guerra que fueran comparables».
El general de división Matthew B. Ridgway (izquierda), comandante de la 82. a división aerotransportada, con un cámara del Cuerpo de Señales en el centro de Sicilia, el 25 de julio de 1943. «Con una gran fuerza y lleno de vitalidad», decía un subordinado sobre Ridgway.
El mariscal de campo Albert Kesselring, comandante en jefe alemán en el Mediterráneo, se había formado como artillero y piloto, por lo que fue transferido a la Luftwaffe. Era un excepcional táctico que creía que gran parte de Italia podía ser defendida; abogó por un concepto estratégico que implicaba mantener la guerra lo más lejos posible de Alemania.
Soldados del 143. o regimiento de infantería, de la 36. a división de infantería, vadean la playa en Paestum, al sur de Salerno, al principio de la Operación Avalancha, el 9 de septiembre de 1943. El humo artificial se utilizó para cegar a los artilleros alemanes mientras desembarcaban.
Soldados de la Marina de Estados Unidos y guardacostas se protegen de las bombas durante un ataque aéreo alemán sobre el anclaje en ruinas de Salerno. Al fondo, se puede ver la explosión de una bomba. La tela metálica puesta en la arena de la playa se utilizó para mejorar la tracción de los vehículos militares.
El general de división Ernest J. Dawley, comandante del VI Cuerpo, durante los desembarcos de Salerno en septiembre de 1943. Dawley era un militar de artillería robusto y precavido procedente de Wisconsin, que en su anuario de West Point aparecía descrito como «un muchacho tranquilo al cual raras veces se lo ve o se lo oye». Dawley había advertido a sus superiores antes de la batalla de Salerno: «No muerdas más de lo que puedas masticar».
El teniente general Richard L. McCreery comandaba el X Cuerpo del ejército británico en Salerno, en el flanco izquierdo. Un piadoso y rudo oficial de caballería de origen angloirlandés, «alto, delgado y distraído», como lo definía un yanqui, que cojeaba a consecuencia de una herida recibida en la Gran Guerra y que cuando se sentía alarmado solía bajar la voz y hablar casi en un susurro.
Unos soldados de infantería pasan por el Templo de Neptuno en Paestum, centro del sector norteamericano durante los desembarcos en la zona de la bahía de Salerno. Todavía rodeado del más grande complejo de los templos dóricos a las afueras de Atenas, Paestum había sido una colonia griega en el siglo VI a. C., famosa en la antigüedad por sus rosas y violetas.
El Tabacchificio Fioche, conocido por las tropas norteamericanas como la Fábrica de Tabaco, al norte del río Sele de Salerno. La fortaleza se compone de cinco edificios con fuertes muros hechos de ladrillos, techos de tejas rojas y pequeñas ventanas que parecen cañones; el complejo cambió de manos varias veces a lo largo de la batalla.
El crucero estadounidense Savannah ardiendo y hundiéndose por la proa el 11 de septiembre de 1943, después de que una bomba alemana accionada por radio-control, conocida como Fritz-X, perforara y atravesara la torreta número 3 y detonara en la cubierta inferior, matando a más de doscientos marineros. Ningún barco de la Marina estadounidense fue atacado por una gran bomba en toda la Segunda Guerra Mundial. Un testigo indirecto dijo: «esa diana no era natural».
Benito Mussolini el 12 de septiembre de 1943, justo antes de subir a la cabina de un avión Storch que lo sacaría de la estación de esquí Gran Sasso, donde había sido retenido por las autoridades italianas después de su detención. Por orden de Hitler, los paracaidistas alemanes conducidos por el capitán Otto Skorzeny aterrizaron en la cima de la montaña y liberaron al Duce sin pegar un solo tiro.
Nápoles y su famosa bahía, con el Vesubio al fondo. Capturada el 1 de octubre de 1943, la ciudad pronto
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